INDICADOR Del PUERTO
Por René Chávez
** La conveniencia de lo ambientalmente amigable.
Lázaro Cárdenas, Mich., enero 5, 2022.- Ante el inevitable crecimiento de las actividades portuarias e industriales en el delta del Balsas que ocurrirán tarde o temprano, conviene que las autoridades de gobierno, del o los niveles que se trate, establezcan una política de anticipación para el cuidado del medio ambiente, que se oponga a la ubicación en la zona de futuras instalaciones contaminantes por más atractivas que suenen las posibilidades de incrementar aquí la generación de empleos y la economía local.
En rigor, a Lázaro Cárdenas no le hace falta caminar en dirección de un modelo energético-industrial, puesto que su vocación como zona de comercio internacional se consolida muy favorablemente para las actividades amigables ambientalmente hablando. De acuerdo a las necesidades, tendencias y conveniencias del comercio global, el puerto michoacano mantiene la fundada esperanza de subir como la espuma por sus excepcionales ventajas competitivas, entre las cuales podría sumar la de ser un territorio muy cuidado ambientalmente.
Y voy a citar un ejemplo breve de lo que digo: las firmas que comercializan automotores se decidieron por operar en el Puerto de Lázaro Cárdenas, entre otros factores fundamentales, porque el medio ambiente del puerto no daña la deslumbrante carrocería de los vehículos mientras éstos permanecen en las terminales.
Aunque aún falta por trabajar bastante en la contaminación actualmente existente en Lázaro Cárdenas, la cual, por cierto, ya le sobra y le basta para querer agregarle más elementos, ésta se mantiene en límites todavía controlables, pero ir más allá equivaldría a concentrar mayores emisiones nocivas, a cancelar las potencialidades agrícolas de la zona, a condenar a la población a vivir bajo una peligrosa calidad del aire y en una de esas hasta limitar el desarrollo turístico de la franja costera, donde se alojan tantas expectativas de desarrollo para una región marginada.
Sumida en un constante empeño de supervivencia frente a la despiadada pandemia y luchando por superar su tradicional rezago en satisfactores y calidad de vida, la población de Lázaro Cárdenas parece no avistar que en el horizonte pudieran surgir proyectos que, en primera instancia, aparecerían como atractivos y necesarios para el fortalecimiento de la zona, pero que a la larga podrían convertirse en una pesadilla contaminante.
Esto lo confirma el hecho de que ninguna organización ni asociación local haya mostrado público interés para que el desarrollo industrial y portuario de Lázaro Cárdenas sea planificado y estrictamente vigilado ambientalmente; el discurso empleado no pasa de ser efímero y coyuntural en celebraciones sobre la materia y más obligado y de pose que de conciencia real.
Si la tarea para vencer la contaminación urbana por desechos está resultando titánica, es fácil imaginar lo poco o nada que se podría hacer cuando una silenciosa e indetectable nueva contaminación industrial esté ya sobre la población con mayores índices que la actual, de la que no se tiene ni idea de qué tan severa se encuentre ante la falta de los monitoreos ambientales que corresponde realizar a las autoridades.
Sin ponerse catastrofistas, es necesario recordar que Lázaro Cárdenas está considerado ya como un área de alto riesgo como para darse el lujo de albergar otros procesos industriales contaminantes. Del lado contrario, Lázaro Cárdenas está más que disponible para el desarrollo de otro tipo de industrias y empresas de mucho menor impacto al medio ambiente, como parece ser la tendencia; ahí está el caso de las maquiladoras por ejemplo.
En este obligado análisis de las conveniencias y consideraciones medio ambientales, vale la pena que se piense en atraer negocios y empresas ambientalmente amigables. Hace tiempo, no mucho por cierto, que la identidad de Lázaro Cárdenas como puerto puramente industrial pasó a ser percibida más como la de un puerto de comercio internacional. Por algo será
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