Lázaro
Cárdenas, Mich.- A menudo se polemiza sobre la falta de identidad de la
portuaria Ciudad de Lázaro Cárdenas, o más precisamente dicho del municipio. Y
esto se debe a que la ciudad es, muy probablemente, la más joven de México, con
apenas 48 años de vida, contados a partir del inicio aquí del gran proyecto Las
Truchas, en 1970.
Transformada
en unos cuantos años de un poblado tradicional michoacano, conocido entonces
como Melchor Ocampo, a una pujante ciudad media, llamada luego Lázaro Cárdenas,
generó en muy breve tiempo una importante migración de familias provenientes de
prácticamente toda la República, particularmente de Coahuila, Jalisco, Ciudad
de México, Veracruz, Colima y, por supuesto, de Guerrero.
Todo
ello configuró, por decirlo así, una rica diversidad cultural que
progresivamente fue disminuyendo para adquirir, inevitablemente,
características más propias de la cultura de Michoacán y Guerrero, pero sin
dejar de ser un lugar de singulares diferencias culturales, las que han
determinado que bastantes opiniones se inclinen por afirmar que, justamente por
ello, Lázaro Cárdenas no ha adquirido una identidad propia.
Pero
tal vez esa diversidad es lo que es su identidad.
Una
diversidad que confronta oposición de segmentos de la sociedad local que
defienden los valores de origen de la zona, desde que esta era conocida como
Los Llanitos, el antecedente inmediato de Melchor Ocampo. No obstante, la
diversidad cultural de referencia se mantiene, quizá más discreta, pero
persiste, fortalecida en parte por el frecuente arribo de personas y hasta
familias que acuden al llamado de las empresas relacionadas con la actividad y
el comercio portuario.
Quienes
han observado con detenimiento este fenómeno, comentan que la falta de
comprensión de la existencia de la diversidad cultural de Lázaro Cárdenas es lo
que determina, en mayor o menor medida, el fracaso de los establecimientos
comerciales y de servicios, los que nacen con entusiasmo y esperanzas de éxito,
pero que en poco tiempo deben cerrar o cambiar de giro.
Y
citan el ejemplo directo de los establecimientos conocidos como antros, al
indicar que todos mantienen, como elemento de atractivo, una misma música,
usualmente del gusto juvenil: música sin variantes ni alternativas para otras
preferencias, cuando en Lázaro Cárdenas existen sectores de la población que
demandan algo distinto, musicalmente hablando, más propio de sus edades, de sus
gustos y de sus estilos de vida.
-o0o-
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