martes, 28 de junio de 2016

Los dos circuitos económicos separados de LZC



LZC, Mich.-  Bajo el título Micros, pequeñas y grandes empresas, dos circuitos económicos separados. Lázaro Cárdenas, Michoacán, el investigador Jorge Martínez-Aparicio, de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, presenta en la biblioteca virtual SciELO un interesante estudio que bien puede ser útil en el presente,  de cara al reto del establecimiento de la Zona Económica Especial.  Por su amplitud, solo se reproducen a continuación el Resumen inicial y la Conclusión final del artículo, que puede ser consultado en su totalidad en www.scielo.org.mx:

El Resumen

Ciudad Lázaro Cárdenas, Michoacán, se caracteriza por la constitución de dos circuitos socioeconómicos que operan y se reproducen de manera separada y desarticulada. En el ámbito urbano, por un lado, los grandes establecimientos localizados en el recinto portuario están eslabonados con el comercio mundial. Por otra parte, un numeroso agregado de micros y pequeñas empresas está disperso y acoplado al fondo de consumo de la población asalariada. A pesar de las políticas de desarrollo regional y las elevadas inversiones aplicadas en la zona desde los años setenta, no se han construido enlaces productivos entre los dos circuitos. Por tanto, ambos adquieren sus principales insumos fuera de la región. Las micro y pequeñas empresas aparecen como un sector secundario entre las prioridades de fomento de inversión de los gobiernos federal y estatal; entre tanto las grandes empresas se consideran estratégicas por su vinculación con el comercio internacional.

La Conclusion

En términos generales, como se puede observar a través de las evidencias recogidas en la zona de estudio, no se advierte una integración industrial mediante importantes enlaces productivos locales, tampoco se cuenta con la capacidad para provocar un desarrollo interno.

Por el contrario, se recrea la situación de un enclave con fuertes dependencias y determinaciones extralocales. Los distintos fragmentos de la economía local y las formas desarticuladas de organización poblacional se determinan en función de circunstancias exógenas. Los factores catalizadores se ubican fuera de la zona, entre los centros de decisión nacional o mundial, cuyos principales agentes –en el contexto de la internacionalización– son las transnacionales y el Estado.

Sólo el flujo de la fuerza de trabajo asalariada se constituye en el único nexo entre las grandes empresas fincadas al interior del recinto portuario con su entorno local. Las numerosas empresas, micro y pequeñas, diseminadas en la amplia zona de la ciudad se alimentan del consumo comercial y de servicios del conjunto de los asalariados que operan en la actividad de las grandes empresas.

Ante la presencia que asume la gran empresa, destaca el carácter accesorio y secundario de los pequeños negocios, desligados unos de otros, como efecto de una economía local estructurada con base en la lógica del mercado internacional. Se trata de la separación de espacios contiguos, que albergan condiciones y expectativas diferentes de desarrollo.

Frente a la restringida difusión económica que se genera en la zona, se reconstituyen condiciones de fragmentación poblacional. En primer lugar, ante las diferencias naturales y físicas de la superficie, la influencia económica del complejo industrial alcanza sobre todo a las localidades de la planicie, en función de la proximidad a los principales factores de incidencia (el complejo industrial, la mina, el distrito de riego y los ejes carreteros); mientras que los habitantes del área serrana se reproducen al margen de los estímulos de la actividad económica de la ciudad y de acuerdo con la situación del terreno montañoso que se extiende por la mayor parte del municipio.

Entre esos dos ámbitos naturales, tanto en la planicie como en la sierra, se regeneran condiciones de diferenciación y exclusión socioeconómica, frente a los desiguales efectos de la difusión urbana e industrial y ante las distintas condiciones naturales. El territorio se muestra fragmentado también en función de las características de las localidades, con base en la clasificación de urbanas, rurales y en transición de lo rural a lo urbano. Se denotan las diferencias de acuerdo con el tamaño y proporción de la población, el ritmo de su crecimiento y la principal actividad económica en que se ocupa.

La organización de las localidades es jerarquizada y subordinada ante los estímulos de la actividad industrial, el modo de vida urbano y la disponibilidad de recursos productivos. Son mínimos los niveles de intercambio y la complementariedad entre ellas; por el contrario, se desenvuelven desigualmente como áreas separadas y fragmentadas.

Los impulsos internos de la actividad industrial siguen reducidos a la demanda de mano de obra, inclusive ha disminuido frente a la modernización de los procesos y de las formas de gestión empresarial, ante las dificultades económicas del sector y por el menor e irregular flujo de recursos para la construcción de infraestructura.

Ante un complejo industrial con cabida para la instalación de nuevas empresas que, se aspira en la política regional, compensen la acción centralizadora de la actividad metal-mecánica, la pequeña red local de empresas subcontratistas directamente las controlan y determinan vertical-mente las principales empresas. El subcontratismo tiene rasgos informales, se destina en especial a actividades de servicios y construcción y tiene una escasa capacidad de influencia en la economía. Reflejo de esta situación ha sido la quiebra de numerosos subcontratistas frente a las cíclicas crisis de las plantas siderúrgicas en los últimos años.

En contrapartida, frente al aumento de la población, la actividad comercial y de servicios crece en la economía local. A través de numerosas unidades pequeñas y dispersas, el sector terciario tiende a absorber un mayor volumen del empleo.

Por otra parte, aun cuando son pocas las entidades industriales, su dominio en la zona no deja de ser definitivo, por su tamaño y la cantidad de trabajadores ocupados, que aún es significativa, además por la derrama de dinero que se gasta a través de los salarios y para el funcionamiento de la zona.

A pesar del relativo incremento de actividades del sector terciario y la significativa importancia de las industrias, el mercado está fragmentado y responde a impulsos extralocales. La economía se divide en dos grandes circuitos económicos y cada uno se articula a mercados externos separados y diferenciados.

No se trata de condiciones socioeconómicas yuxtapuestas que se rigen con base en principios diferentes; tampoco de economías duales que operan paralelamente con lógicas distintas. Más bien, se refiere a espacios productivos que de modo diferenciado responden a la lógica del capital en condiciones de internacionalización e instituidos de modo singular como resultado de la escasa vinculación entre ellos y como efecto del enclave.

No existe, en consecuencia, una articulación interna entre las diferentes actividades económicas y tampoco se retroalimentan por medio del mercado local.

En un sentido positivo, entre las alternativas que podrían orientar a superar la situación del enclave en la zona han de buscarse en la idea del desarrollo endógeno y en función de las diferentes condiciones de vida de los pobladores que ocupan la región.

Principalmente implicaría una política regional, que no existe, para incorporar las necesidades y las condiciones de reproducción de la amplia extensión agropecuaria: en la planicie y, más aún, en el área serrana que ocupa una gran superficie con escasa capacidad de retención poblacional.

Evitar el predominio de las políticas de crecimiento sectorial de tipo urbano, ya sean en la actividad industrial, el comercio y los servicios, como únicas o principales fuentes de vida, a través de la inversión y el empleo. Dejar de ver a la inversión externa (nacional e internacional) como elemento principal de las políticas de desarrollo.

La inversión sectorial y de atracción externa supone que el desarrollo está en función de extender el régimen del trabajo asalariado como condición de vida de los individuos; aunque sea relegada y marginada la posibilidad de vida familiar y comunitaria de un amplio margen de la población rural.

Por supuesto que la acción de las instituciones (organizaciones fincadas desde el Estado y las agrupaciones sociales) como intermediarias entre la participación social y las formas del poder, ha de involucrarse en el encuentro de nuevas formas de gestión pública del desarrollo regional y local.

La descentralización en la toma de decisiones y en la disposición de los recursos por parte de los gobiernos locales, es también un factor central para promover el desarrollo regional/local. Éstos, entre otros aspectos del desarrollo, están ausentes en las acciones del gobierno estatal y municipal en Lázaro Cárdenas, Michoacán.

No hay comentarios: