LZC,
Mich.- El “cocodrilo” que aparece en esta
fotografía fue, o es, ícono de la Ciudad Portuaria de Lázaro Cárdenas; símbolo
que ha sido adoptado en diferentes épocas, por diversas instituciones y con distintos
nombres, pero que tiene un origen que actualmente está casi olvidado. Esta es
su historia:
Allá
por 1980, cuando apenas iniciaba la Segunda Etapa de la Siderúrgica Lázaro
Cárdenas-Las Truchas (SICARTSA), obreros que maniobraban en los esteros vírgenes
de esa área se toparon con un enorme saurio, el más grande que habían visto de
todos los que abundaban en esa zona.
La
práctica entonces era regresar a los saurios capturados a esteros más alejados,
pero en esa ocasión se formó un improvisado cónclave de técnicos, obreros y
directivos de la Primera Etapa de la siderúrgica, ya en operación desde 1976, y
reflexionaron que sería conveniente adoptar un símbolo para identificar no solo
a la comunidad de SICARTSA sino, quizás, a toda la ciudad.
Deliberaron
toda una mañana y decidieron bautizar al cocodrilo como “Secundino”, por haber
sido descubierto en la “Segunda” Etapa de SICARTSA. Llamaron entonces al editor de un bisemanario
mural informativo de la empresa titulado “El Yunque”, que informaba sobre todos
los acontecimientos de interés para la población trabajadora de la acerera.
Así
que “El Yunque” apareció a la siguiente mañana pegado en prácticamente todas
las áreas de la empresa con un título a cuatro columnas, que era la extensión
máxima del tabloide: “SECUNDINO CAPTURADO”.
El
texto atrajo no solo el interés de toda la comunidad de SICARTSA, sino que
despertó tal simpatía por el saurio, que se determinó construir un estanque
especial para “Secundino”, a donde trabajadores y familias pudieran ir a
conocerlo y luego visitarlo frecuentemente.
No
se sabe exactamente que pasó después. Al parecer, “Secundino” escapó una noche
en dirección del río Balsas y nadie jamás volvió a verlo, pero dejó su recuerdo
por largo tiempo, sobre todo porque, incluso, algunos dos o tres equipos
deportivos de los muchos que conformaban las ligas internas de futbol y beisbol
decidieron adoptar su nombre y su figura.
Con
el tiempo nacieron otros íconos para Lázaro Cárdenas, como el de la tortuga o
el de las llamadas “quijas”, una especie de pequeñas e inofensivas salamandras
que también son profusas en Lázaro Cárdenas. Pero el inconsciente colectivo
mantuvo presente a “Secundino”, al
famoso cocodrilo, aunque ya con otros nombres.
Es
posible que el cocodrilo de la fotografía de referencia, perteneciente al
acontecimiento deportivo organizado este fin de semana por la Administración
Portuaria Integral de la localidad ¡Qué Padre Ciclotón!, sea una reminiscencia
de “Secundino” el símbolo que se niega a morir.
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