miércoles, 13 de julio de 2016

Breve crónica de cómo la Ciudad portuaria de Lázaro Cárdenas perdió uno de sus valiosos monumentos


LZC, Mich.-  Allá por los primeros meses de 2010, la comunidad de Lázaro Cárdenas perdió uno de sus valiosos monumentos. La fuente ornamental que remataba el excepcional coso de la Plaza Voluntad de Acero, ubicado dentro de un predio de lo que hoy es ArcelorMittal, simplemente desapareció.

Esa estructura geométrica de metal, que en su origen se encontraba adosada de espejos para crear un arco iris permanente, fue desmontada prácticamente de un día para otro.

Quien ordenó entonces la remoción de esa fuente de unos 12 metros de altura, de la cual se cree que fue diseñada por célebre arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, despojó a Lázaro Cárdenas de una parte de su patrimonio histórico.

Junto a otros monumentos, como el de la antorcha de Los Tres Grandes, ubicada en la plaza Benito Juárez; el del Minero, en el entorno de la glorieta de Las Universidades, y la de Melchor Ocampo, situada en la avenida Lázaro Cárdenas, la fuente de la Plaza Voluntad de Acero contuvo un profundo significado para la población local, porque fue erigida para reconocer el esfuerzo y la capacidad de logro de los constructores (obreros, técnicos y profesionistas) del complejo siderúrgico SICARTSA. Justamente de ahí el nombre de la plaza.

Pero en ese mes de marzo de 2010 la ciudad amaneció sin algo muy valioso. La Plaza Voluntad de Acero sencillamente amaneció sin su fuente, de la cual también se ha sostenido que se trataba de un reloj solar.

No es exageración señalar que la avenida que corre paralela a la plaza Voluntad de Acero lució desde entonces extraña, hasta sombría. Ya no está ese extraordinario y artístico remate, que si bien se mantuvo semioculto a falta de una vialidad que lo exhibiera permanentemente, la gente de la ciudad sabía que estaba ahí y que, de algún modo, despertaba un sentido de propiedad, de identidad.

Al descubrir ese faltante algunos pensaron que su vista los engañaba, pero no. Simplemente ya no estaba ahí.

Aquí se presentan dos gráficas, donde puede apreciarse la desaparición de la singular fuente.

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