Carta
Blanca
ZEE
de Balsas, la más viable
Ante
la inquietante pregunta de si tendrán éxito las zonas económicas especiales
proyectadas para tres regiones de México, se anticipa que quizá no todas ellas
prosperen o por lo menos no todas se consolidarán al mismo tiempo. De la única
que se puede adelantar que podría responder más inmediatamente a las expectativas es la
que corresponde a los estados de Michoacán y Guerrero, con su corazón muy
próximo al Puerto de Lázaro Cárdenas, ubicado en el delta de la desembocadura
del río Balsas en el Pacífico, del lado del primero de estos dos estados.
Y
puede ser así porque, al final, quien determinará el éxito o el fracaso de
estas zonas es el mercado y la inversión privada, sea nacional o
extranjera. El Puerto de Lázaro Cárdenas
ya tiene la experiencia de cómo es que la fuerza del mercado marítimo fue la
que decidió su despunte y no tanto las estrategias gubernamentales, las que, en
su momento, intentaron privilegiar por sobre los reales intereses del mercado y
por más de una década a su vecino, el Puerto de Manzanillo, en Colima, hasta
que el peso de firmas navieras, terminaleras y del transporte eligieron por
conveniencias de mercado y logísticas el ahora privilegiado destino de la
terminal marítima michoacana.
Este
mismo efecto puede actuar a favor de la que
bien puede llamarse Zona
Económica Especial del Balsas (por la definición de su ubicación geográfica),
si se considera que aquí, en Lázaro Cárdenas, ya existe toda una
infraestructura y disponibilidad de espacios y recursos naturales en un área
geográficamente estratégica para el comercio nacional e internacional.
No
quiere decir, por supuesto, que a la zona no le haga falta invertirle aún más
en infraestructura adicional, incluido el rubro social, pero esa inversión
sería la menos onerosa comparada con las otras dos proyectadas zonas económicas
especiales, y esto lo debe tener ya bien observado el gobierno federal, para
eventualmente centrar prioridades de inversión dentro de las tres zonas
económicas especiales anunciadas.
Podría
pensarse que la infraestructura adicional demandada tendría que cubrir una gran
extensión, a partir de la idea de que las zonas económicas especiales cubren
territorios que abarcan varios municipios, pero la realidad es que, al menos en
el caso de Lázaro Cárdenas, la Zona Económica Especial del Balsas,
estrictamente hablando, se asentará en un solo polígono de un número de
hectáreas aún indeterminado, a partir del cual se generaría la expansión de la
misma en términos de influencia económica y de desarrollo.
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